S.S. Pío XII
4 de septiembre de 1940.
Además, así como "no hay potestad sino de Dios, y aquellas que existen, por Dios están ordenadas", rindan los adscritos a la Acción Católica el debido respeto y presten la leal y concienzuda obediencia a las autoridades civiles y a sus legítimas prescripciones; "porque, dice el Príncipe de los Apóstoles, tal es la voluntad de Dios, que haciendo el bien tapéis la boca a la ignorancia de los hombres necios; como libres y no como si tuvierais la libertad por tapadera de la malicia, sino como siervos de Dios. Honrad a todos; amad a los hermanos; temed a Dios; rendid honor al rey". De este modo los socios de la Acción Católica, la cual no es ni quiere ser una asociación de partido, sino una selección de ejemplo y fervor religioso, demostrarán ser, no sólo ferventísimos cristianos, sino también perfectos ciudadanos, no extraños a los altos cometidos de la convivencia nacional y social, amantes de la patria y prontos a dar por ella incluso la vida, siempre que el legítimo bien del país requiera este supremo sacrificio.
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