MEDITACIONES DE SANTO TOMÁS DE AQUINO (X)

Santo Tomás de Aquino

REFLEXIÓN

Lo escucho, oh Dios mío: es a mí a quien se dirigen estas palabras de un profeta: “Porta confusionem tuam”, es decir, después de haberte ofendido, no debo vivir más que en la confusión (1). Además, después de tantas gracias recibidas, después de tantos testimonios de amor, sé, oh Dios mío, que ya no debo presentarme ante Vos sino como este rey arrepentido (2), "flens, operto capite", con la cabeza cubierta, los ojos bajos y empapados en lágrimas, completamente destruido en vuestra presencia, para castigarme por mis crímenes, que todas las llamas del infierno no pueden castigar suficientemente. Sí, Dios mío, es justo que yo, como David, pase el resto de mi vida en dolor, en lágrimas, en arrepentimientos y en gemidos. (3)

(1) Ezech. 46, 52. — (2) 2 Reg. 45, 30.
(3) Defecit in dolore vita mea, et anni mei in gemitibus. Ps. 30,1.


A continuación... Que debemos purificarnos de todo afición al pecado venial

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