VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

LA FIESTA DE LA PURIFICACIÓN ES DE ORIGEN APOSTÓLICO, LA LEY DE PURIFICACIÓN LEVÍTICA A MARÍA NO LE OBLIGABA

2 de febrero del Año del Señor
FIESTA DE LA PURIFICACIÓN

Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la
madre, según la ley de Moisés, llevaron el niño
a Jerusalén, para presentarlo al Señor.
(Luc. 2, 22)

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De acuerdo a la ley mosaica, una madre que había dado a luz a un hijo varón era considerada impura por siete días; además debía permanecer treinta y tres días "en purificación de su sangre"; pero si daba a luz a una niña, se duplicaba el tiempo que excluía a la madre del santuario. Al cumplirse el tiempo de su purificación (cuarenta u ochenta días) la madre debía traer al Templo un cordero para el holocausto y un pichón de paloma o una tórtola por el pecado"; si no era capaz de ofrecer un cordero, podía presentar dos tórtolas o dos pichones; el sacerdote oraba por ella y entonces quedaba limpia. (Levítico 12,2-8).
Enciclopedia Católica 1908

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 ¿Pero por qué una mujer era tenida por impura después del parto? ¿por qué esta diferencia de tiempos después del nacimiento de un niño y el de una niña? ¿por qué este sacrificio por el pecado? ¿Era un crimen el haber dado á luz un niño? Aun cuando nada pudiéramos responder á estas cuestiones, no se deduciría que la ley era absurda, sino que ignoramos las razones físicas y morales en que estaba fundada. Algunos autores han creído que era relativa al clima y á las incomodidades á que estaban sujetas las mujeres asiáticas después del parto, y han citado como prueba de esto la opinión que reinaba entre los griegos y demás orientales, relativa á la impureza de las mujeres en este estado; lo que hay de cierto es, que aun entre nosotros reina la persuasión de que durante los cuarenta días que siguen al parto, las mujeres están sujetas á varios accidentes; era pues un rasgo de sabiduría por parte del legislador de los hebreos, el haberlas obligado á estar en casa y á separarse de toda sociedad durante aquel tiempo. En cuanto al sacrificio que debían ofrecer después por el pecado, esta expresión en el texto hebreo no significa siempre un pecado propiamente dicho, sino un defecto, una imperfección, una impureza legal; así que tal es el sentido de la ley de que hablamos, puesto que añade inmediatamente y esta mujer se purificará de este modo del flujo de su sangre. Levit., XII, 7 y 8. ¿No se puede añadir, como han hecho algunos comentadores, que este sacrificio por el pecado estaba destinado á hacer recordar á las mujeres que habían dado á luz un niño manchado con el pecado original?

Diccionario Enciclopédico De Teología Abate Bergier 




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S.S. Benedicto XIV,
S.S. San Gelasio & S.S. San Sergio I

Opina Benedicto XIV que es de origen apostólico. En los escritos de los Santos Padres de los siglos IV y V se hace mención de ella. En el Oriente mandaron que se celebrase los emperadores Justino y Justiniano, con ocasión de una peste, y señalaron para ello el 2 de febrero. En Occidente la instituyó el Papa Gelasio hacia el año 495, pues nos habla de ella en sus escritos. Según el Liber Pontificalis puede asegurarse que el Pontífice Sergio (687-701) mandó se celebrase con procesión esta festividad.

Lecciones marianas
Padre Ramón de Muñana y Méndez
Año 1950

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San Bernardo de Claraval
A María no le obligaba 

SAN BERNARDO, siguiendo a la Vulgata, exclama en el sermón III de la Purificación de la Virgen María: «¿Quién no advierte que, según las palabras mismas de la ley, la Madre del Salvador estaba completamente exenta de este precepto? ¿Piensas que, habiendo de decir Moisés que la mujer que diera a luz un varón fuese impura, no temió incurrir en crimen de blasfemia contra la Madre del Señor, y que por eso precisamente añadió: habiendo usado del matrimonio? (suscepto semine). Porque si no hubiera previsto que sin usar del matrimonio y sin conocer varón, había de dar a luz la Virgen, ¿qué necesidad tenía de hacer mención de esto?» 

Con más acierto sigue el mismo Santo poco después: Piensas que no podía la Virgen quejarse y decir: qué necesidad tengo yo de purificación? ¿Por qué me he de abstener yo de la entrada en el templo, siendo así que mi seno, ignorando varón, fué hecho templo del Espíritu Santo? Por qué no he de entrar en el templo, siendo yo quien dí a luz al Señor del templo? Nada hubo en esta concepción, nada en este parto, que fuese impuro, nada hubo ilícito, nada que necesitase de purificarse, siendo este niño la fuente de la pureza, y el que ha venido a hacer la purificación de los delitos. ¿Qué tiene que purificar en mí la ceremonia legal, habiéndome hecho purísima en el mismo parto inmaculado?»
(J. PONS, Obras completas de San Bernardo, t. II, pág. 16.)

«El perfume de las rosas y el aliento de los ángeles eran menos olorosos que la fragancia virginal de María, La ley de la purificación no había sido hecha para Ella. No puede purificarse más quien está purificado del todo. No pueden sembrarse rosas dentro de las rosas mismas. El alma de María, desde que nació, era un vergel totalmente cubierto: entre unas y otras flores no había el más leve punto de tierra donde pudiera echarse la semilla de algún varal florido. Toda María hállase sembrada de gracias, de virtudes, de hermosuras.»
 (CALPENA, La luz de la fe en el siglo xx, t. II, pág. 27.)


Lecciones marianas
Padre Ramón de Muñana y Méndez
Año 1950

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