Predicad pues la libertad de conciencia, sancionad la tolerancia de cultos, y veréis renovadas esas monstruosidades , y llorareis esas mismas calamidades ; porque las mismas causas producen siempre los mismos efectos, y el hombre es el mismo hoy que veinte siglos atrás.
La conciencia errónea , pues , aunque fuese invencible , cosa que en estos puntos clarísimos del culto raras veces puede serlo , no tiene derechos en el fuero exterior ; ni el Sr. Vigil (Jansenista) será capaz de citarnos una ley natural ó divina , ó alguno de los derechos de gentes , civil ó eclesiástico , que enseñe que se hayan de respetar los extravíos externos de una conciencia errada , ó que se hayan de tolerar sus crímenes y atentados exteriores ó públicos. Ella (la conciencia errónea), cuando es invencible , podrá ser excusable delante de Dios , que penetra las intenciones humanas y se compadece de la ignorancia no maliciosa de sus criaturas, cuando estas carecen de advertencia y de medios para salir de ella ; pero los gobiernos y la Iglesia, que juzgan de la exterioridad de las cosas, no tienen ningún deber de respetar y tolerar cosas intrínseca y ostensiblemente malas y perjudiciales ; antes bien lo tienen de reprimirlas.
¿Qué sería de la humanidad , si todo perpetrador de maldades y crímenes pudiera decir a su juez competente : yo en esto he obrado según los dictámenes de mi conciencia , y de consiguiente soy inocente, y tú debes respetar mis estrados?
Como el juez no puede sondear el abismo de las conciencias , si debiera dar crédito a la palabra del delincuente , no habría un hombre culpable , y quedarían autorizados los homicidios , rapiñas , rebeliones y cuantos delitos y atentados son capaces de cometer los hombres. No deben pues los gobiernos tolerar las acciones malas opuestas a las leyes natural , divina ó civil : y como los cultos falsos públicos y sus doctrinas se oponen a esas leyes , deben ellos vedar su ejercicio público en sus estados.
ve con facilidad cuál es la religión verdadera.