VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. LEÓN X, PAPA Nº 217


LEÓN X (1513-1521)
JUAN DE MÉDICIS


Hijo de Lorenzo de Médici, el Magnífico, nació en Florencia el 11 de diciembre de 1475. Fue discípulo de Calcondila, Poliziano, Eginota y Bibiena, y creció en medio del fausto de la casa de Médicis que le inspiró el amor al lujo y a la prodigalidad, y aquella pasión por las artes, que tanto distinguieron su pontificado.

A los trece años fue nombrado cardenal, y en Roma, cuatro años después, recibía con solemne pompa las sagradas órdenes.

Al morir su padre dejó aquella ciudad, permaneciendo en Florencia durante todo el pontificado de Alejandro VI y la invasión de Carlos VIII. 

Habiendo su familia caído en desgracia bajo Alejandro VI, viajó por Alemania, Francia y Flandes, conociendo a muchos de los hombres ilustres de aquella época. Regresó a Roma durante el pontificado de Julio II, y el papa, si bien enemigo de los Médicis, le nombró gobernador de Perusa. 

Al morir Julio II fue elegido papa el 11 de marzo de 1513, a la edad de treinta y siete años. El pontificado de León X duró sólo nueve años; pero fue tanto el esplendor a que llegaron durante aquel período las artes y las letras italianas, y tanto hizo el papa para favorecerlas, que el siglo en que él vivió se recuerda con su nombre. 

Más los primeros desvelos del nuevo Pontífice fueron de índole militar; Luis XII preparaba una nueva invasión de Italia, y León le opuso Enrique VIII de Inglaterra y el ejército suizo, logrando impedir una alianza entre Francia, Austria y España. Más tarde, después de haber firmado con Francisco I, vencedor en Meriñán (1515), el concordato de 1516, procuró tener a raya a las fuerzas de Venecia, las del emperador Carlos V y las del rey de Francia, aliándose ora con unos, ora con otros. Italia se había convertido en campo de batalla de los extranjeros, y, como Julio II, León X con su política prosiguió el plan de asegurar la independencia de Italia, esforzándose en hacer que los italianos conquistaran su propia independencia.

Su carácter pacífico no le permitió tomar una parte más activa en los diversos movimientos de su tiempo; su política fue una continua vacilación, tanto más cuanto que entonces se debía desconfiar de amigos y enemigos. Su actividad, pues, se limitó a sostener el Estado pontificio. 

En 1517 la vida de León corrió un grave peligro por una conjuración a la que no eran ajenos algunos cardenales; más fue descubierta a tiempo, y los más sospechosos fueron castigados con la pena de muerte.

En el campo religioso continuó el V Concilio lateranense, no concluído por Julio II: fueron constituídas tres comisiones para la reforma de las costumbres, la paz universal y la defensa de la fe; se aprobaron los Montes de Piedad para evitar la usura, y se aprobó también el Concordato entre la Santa Sede y el rey de Francia. En la última sesión fue decretado el diezmo a pagar durante tres años, que iría a aumentar los fondos necesarios para la guerra contra los turcos. 

El 16 de marzo de 1517 se cerró el concilio, mientras en Alemania se desencadenaba la tormenta protestante. La predicación de las indulgencias a favor de la obra de San Pedro no fue más que un pretexto. Lutero preparaba ya desde mucho antes la rebelión, y sólo esperaba la ocasión y el momento oportuno. No es verdad, históricamente, que León tomase a la ligera la acción de Lutero, sino que adoptó inmediatamente medidas, procurando primero atraer con buenos consejos al rebelde, a quien excomulgó luego el 15 de junio de 1520. La dieta de Worms (febrero de 1521) agravó todavía más la cuestión religiosa en Alemania.

Pero lo que más contribuyó a hacer ilustre este papa y a que se le cuente entre los más grandes italianos, fue el que reuniera a su alrededor, alentándoles y protegiéndoles, a los mayores ingenios de la época. Baste nombrar a Miguel Ángel, Rafael, Ariosto, Maquiavelo y Bembo. León X enriqueció la Biblioteca Vaticana, fundó la Laurenciana en Florencia, confiando su ejecución a Miguel Angel, envió por doquier a sabios exploradores en busca de antigüedades, adquirió manuscritos latinos que se hallaban en el extranjero, contribuyó al desenvolvimiento y a la difusión de la imprenta e instituyó escuelas y universidades que alcanzaron gran celebridad por los hombres que puso a su cabeza. 

Tuvo en todas sus cosas una inspiración genial y generosa; y cuando murió (1 de diciembre de 1521) a los cuarenta y seis años, se produjo en toda la Europa intelectual una sincera consternación. 

Su rápido fin y el misterio en que estuvo envuelto fue objeto de muchas suposiciones alrededor de las cuales nunca se hizo la luz. 

Entre las mejores obras de Rafael se cita siempre el retrato de León.

Este, si no fue un Pontífice irreprensible, fue ciertamente un gran príncipe y uno de los italianos más ilustres, inmortal en la historia de la civilización.

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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Bula «Exsurge Domine»
del Papa León X
Condena de los errores y herejías de
Martín Lutero

15 de junio de 1520 
https://archive.org/details/exsurgedomine/mode/2up
DECET ROMANUM PONTIFICEM 
Excomunión perpetua a Lutero y los herejes protestantes

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Retrato de Su Santidad León X por Rafael Sanzio

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