Por esto, después de la referida encíclica (Au milieu des sollicitudes), verdadera mensajera de paz para todo hombre de buena voluntad, tanto si se considera su fondo como su forma.
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Y como el mal que Nos señalamos, lejos de limitarse a los católicos, afecta a todos los hombres de buen sentido y recto juicio, por esto hemos dirigido nuestra encíclica también a ellos.
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