PAULO III (1534-1549)
ALEJANDRO FARNESE
Cuando este papa subió al trono, a los 67 años, la paz del mundo católico estaba turbada por las luchas encarnizadas que sostenían protestantes y católicos, y por las rivalidades entre Carlos V y Francisco I. Paulo III no pensó más que en la unión de los príncipes y la pacificación de los ánimos, para poder combatir la herejía y rechazar las amenazas de los turcos; pero sus tentativas de paz se malograron y sólo logró concertar en Niza una tregua de diez años entre Francisco I y Carlos V. Con este acuerdo el papa favoreció también a su sobrino Octavio, para quien obtuvo la mano de Margarita de Austria, hija natural de Carlos V y viuda de Alejandro de Médicis. Excomulgó a Enrique VIII de Inglaterra, que se había entregado abiertamente a la apostasía y perseguía ferozmente a los que permanecían fieles a Roma.
Pero su mayor éxito fue la apertura del tan deseado y combatido concilio. Después de inútiles tentativas para reunirlo en Mantua (1537) y luego en Vicenza (1538), lo reunió en la ciudad de Trento, una vez concluída la paz de Crespi (1544), pero no se pudo abrir hasta el mes de diciembre de 1545. Habían sido invitados los protestantes, pero éstos rechazaron todo trato.
Al terminar la octava sesión, a causa de la peste que se extendía en Trento y que ya había hecho víctimas entre los concurrentes al concilio, Paulo lo trasladó a Bolonia (1547); pero después de celebrar la segunda sesión fue prorrogado por tiempo indefinido.
Mientras tanto, Carlos V publicó el "Interim" de Augusta, que en vez de frenar la herejía acrecentaba aún su audacia; luego provocó un tumulto en el que fue muerto Pedro Luis Farnese, hijo del Pontífice (el cual había sido casado antes de recibir las órdenes), y a quien su padre había investido de la señoría de Parma y Plasencia. Carlos V ocupó esta ciudad.
Paulo III prodigó a sus parientes honores y beneficios, no siempre convenientemente distribuídos; mas, por otra parte, tiene grandes merecimientos: protegió a sabios y literatos, embelleció a Roma con nuevas calles y fuentes, como la "Paula", restauró la basílica de Letrán, construyó la capilla Paulina e hizo decorar con pinturas la capilla Sixtina.
Durante su pontificado fue a Roma San Ignacio de Loyola con los primeros Jesuítas, y Paulo aprobó su regla. Se ocupó en la reforma de las costumbres del clero; reformó los tribunales eclesiásticos y fundó la Congregación del Santo Oficio contra la herejía.
Afligido por la perversa conducta de sus parientes, a quienes él tanto había exaltado, murió el 10 de noviembre de 1549.
Paulo III, según el común juicio de los historiadores, tuvo muchas buenas cualidades como papa y como príncipe.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945