VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. JULIO II, PAPA Nº 216

 JULIO II (1503-1513)
JULIÁN DELLA ROVERE

Sobrino de Sixto IV, nació en Albissola, cerca de Savona. Fué sucesivamente obispo de Carpentras, Ostia, Albano, Bolonia y Aviñón. Fue nombrado por su tío cardenal titular de San Pedro. 

Hombre audaz, de temple valeroso, luchador y genial, el cardenal Della Rovere, que había sido desterrado por Alejandro VI, había hecho frente al Borgia, levantado gran parte de Italia contra él y contribuido en mucho a la conquista de Nápoles por parte de Carlos VIII, a la rebelión de los genoveses y a la expulsión de Luis Sforza de Milán. Fué elegido papa cumplidos los 60 años de edad, en 1503. 

Inició su pontificado con una bula que decretaba que en el porvenir sería anulada cualquier elección pontificia que se hubiese llevado a cabo por medio de intrigas o de simonía. 

Más tarde, Julio II se dedicó con todo su tesón a restaurar el poder político de los papas y a recuperar los dominios usurpados al patrimonio de la Iglesia, empezando por la Romaña, cuya posesión se disputaban César Borgia y los venecianos. Al morir su padre Alejandro VI ( P. Emilio Moreno y Cebada: "creemos necesario deber advertir aquí que sus hijos los tuvo antes de ser Papa, siendo jóven y militar, de una dama romana refugiada en Barcelona; y que a la edad de sesenta y dos años en que fue elevado a la Silla Pontificia, están ya bastante amortiguadas las pasiones. Así pues, más bien que hijos del Papa Alejandro VI, como suelen llamarlos los protestantes en odio al Pontificado romano, deben más bien llamarse hijos del oficial Rodrigo Lenzoli de Borja.""), César Borgia, que había cometido la imprudencia de contribuir a la elección del cardenal Della Rovere, tuvo que resignarse a tratar con él una vez elegido papa, y a restituir a la Iglesia lo que había conquistado y las fortalezas de Forlí y Cesena. Pero habiendo el gobernador de esta última ciudad hecho ahorcar al enviado del papa encargado de tomar posesión de ella, Julio II hizo arrestar a César Borgia, mostrándose enérgico y severo con él hasta que fué entregada la ciudad de Cesena. Estos hechos acaecieron entre el 1503 y 1506. 

En 1508, Julio II concluyó con el rey de Francia Luis XII y el emperador de Alemania Maximiliano, la liga de Cambrai contra los venecianos, cuyas milicias fueron arrojadas por Luis XII personalmente, de Faenza, Rímini y de todos los Estados de la Iglesia. Más la injerencia francesa en los asuntos de Italia le pareció luego al Pontífice un peligro para la independencia del papado, y no dudó en romper sus buenas relaciones con Luis XII y en crearle enemigos por doquier. Para defenderse, el rey de los franceses juzgó oportuno llevar la lucha al terreno espiritual, e hizo declarar a Francia libre de la obediencia de Julio II por un concilio nacional reunido en Orleans, en 1510. Otro concilio celebrado en Pisa y luego en Milán (1512), deliberó sobre el mismo asunto. Entonces el papa opuso a Luis XII el quinto concilio ecuménico, que se celebró también en 1512 en San Juan de Letrán, y en él fué lanzado el anatema contra los dos conciliábulos, excomulgado Luis XII, condenada la Pragmática Sanción y declarada nula toda elección papal hecha con simonía. Sin embargo, este concilio no fue terminado por el papa Julio, sino por su sucesor León X, que lo convocó nuevamente y cerró el 26 de marzo de 1517. 

Promovió, además, la Santa Liga, en la que hizo entrar a los suizos, Venecia, los reyes Fernando de Aragón y Enrique VII de Inglaterra, y al mismo Maximiliano, logrando arrojar a los franceses de Italia.

Además de ser un político habilísimo, Julio II fué también a menudo un guerrero, y mandó personalmente sus tropas. En 1511 dirigió el asedio de Mirandola. 

Pero uno de sus mayores títulos de gloria fué la protección que dispensó constantemente a las artes. Confió a Bramante la reconstrucción de la Basílica de San Pedro, y en 1506 puso la primera piedra del nuevo edificio. Miguel Ángel pintó por orden suya los frescos de la Capilla Sixtina y esculpió para su tumba la famosa estatua de Moisés. Rafael ejecutó, también por su voluntad, las pinturas de la cámara de la Signatura y las de la cámara de Heliodoro, en el Vaticano, e inmortalizó su semblante en un retrato universalmente conocido. 

Sin embargo, aun en medio de tantos acontecimientos políticos, Julio II no descuidó la acción espiritual; además del concilio, atendió al cuidado de las misiones en América, India, Congo y Etiopía; vigiló la libertad de elección de los obispos y promovió la reforma del clero y la pureza de la doctrina. Promulgó leyes severas sobre el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica y contra el duelo. Promovió el culto a Santa Ana, a la Santa Casa de Loreto, a la Pasión de Jesucristo y a la Eucaristía.

Este papa, emprendedor y genial, tuvo todas las cualidades de un grande hombre de Estado, y supo utilizar con extraordinaria energía los recursos de una admirable diplomacia. Era su temperamento más apropiado para un príncipe o jefe de un ejército, que para un papa. Fué, entre los príncipes italianos, el que hizo una política audazmente italiana; la hegemonía del Estado Pontificio en Italia, y de Italia en Europa, fué el ideal que persiguió Julio II.

Hombre de ardiente fe y de costumbres mejores que las de su tiempo, creyó restaurar la influencia religiosa del papado haciéndolo fuerte militarmente. Pero los medios empleados no fueron ciertamente conformes con el espíritu de longanimidad que conviene a un papa; sólo en tiempos calamitosos como aquéllos se pueden explicar casos semejantes.

Bajo este pontificado empezóse a imprimir en España la célebre Biblia Complutense, iniciada e impulsada por el Cardenal Cisneros.



Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros
BIBLIA POLÍGLOTA COMPLUTENSE

Durante los primeros años del siglo XVI, el cardenal Cisneros impulsa y reinstaura la vieja Universidad de Alcalá de Henares, fundada en 1293, con una orientación pedagógica más renovadora, y contando con la participación de importantes figuras de la época como Antonio de Nebrija. 

En este contexto se sitúa la Biblia políglota complutense, concebida por Cisneros y considerada como la obra cumbre de la tipografía española del siglo XVI, que fue, además, la primera impresión multilingüe de la Biblia. 

Aunque no se conocen con exactitud los momentos ni las personas responsables de cada una de las tareas, se sabe que hacia 1503 el cardenal Cisneros, rodeado de expertos y especialistas en distintas lenguas, muchos procedentes de la propia universidad, comenzaron la elaboración de la Biblia. Fue un trabajo arduo y difícil, que necesitó más de diez años. 

La impresión fue encomendada a Arnaldo Guillén de Brocar, de origen francés, que había trabajado en Pamplona y que estableció su taller principal en Alcalá en 1510. Para su impresión, Brocar fundió nuevos caracteres latinos, griegos y hebreos de una gran perfección; de hecho, los tipos griegos han sido considerados como los más bellos jamás tallados.

Se imprimió entre 1514 y 1517, pero no se distribuyó hasta 1520, cuando se concedió la autorización desde Roma. 

De la obra, que consta de seis tomos en formato folio, que en total suman mil quinientas hojas, se publicaron seiscientos ejemplares en papel y seis en vitela. 

Destaca la distribución del primer tomo: las páginas en sus tres cuartas partes superiores se dividen en tres columnas que contienen: la izquierda, el texto griego con la interpretación latina interlineal; la central, la vulgata, y la de la derecha, la versión en hebreo. La parte inferior se divide en dos columnas: la izquierda para la traducción caldea, y la derecha para la latina.Cada columna lleva sus epígrafes y, en el margen derecho, apostillas.


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