Mons. Gaume
El Sumo Pontífice y los Obispos son, pues, los sucesores de los Apóstoles; en ellos tienen su origen, y de ellos les viene el poder de predicar la doctrina de Jesucristo.
No sucede lo mismo entre los herejes, pues si bien en un principio el Evangelio fue predicado en su país por los Apóstoles ó por varones apostólicos, no pueden por esto pretenderse apostólicos: al separarse han cortado la cadena de la sucesión; nadie les ha enviado sino ellos mismos, «¿Quién sois? puede preguntar la Iglesia...
Catecismo de Perseverancia Tomo III
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