VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN BRAULIO DE ZARAGOZA AL PAPA HONORIO


San Braulio de Zaragoza
AÑO 638

CUMPLE bien Vuestra Santidad el deber de mirar con vigilante solicitud por todas las Iglesias, y confundir con la divina palabra a los que profanan la túnica del Señor, a los nefandos prevaricadores y desertores execrables... 

Esto mismo pensaba nuestro Rey Chintila, y por eso nos congregamos en Concilio, donde recibimos vuestras letras. Divino consejo fue sin duda que en tan apartadas tierras el celo de la casa de Dios inflamase a la vez al Pontífice y al Rey... Por lo cual damos gracias al Rey de los cielos y bendecimos su nombre con todo linaje de alabanzas. 

¿Qué cosa puede haber mayor y más conveniente à la salvación humana que obedecer a los preceptos divinos y tornar a la vida de salvación a los extraviados? Ni a vuestra corona ha de ser infructuosa la exhortación que nos dirigía de ser más fuertes en la defensa de la fe y encendernos más en el fuego del Espíritu Santo. No estábamos tan dormidos ni olvidados de la divina gracia...

Si alguna tolerancia tuvimos con los que no podíamos someter a disciplina rígida, fue para amansarlos con cristiana dulzura y vencerlos con largas y asiduas predicaciones. No creemos que sea daño dilatar la victoria para asegurarla más. 

Y aunque nada de lo que Vuestra Santidad dice en reprensión nuestra nos concierne, mucho menos aquel texto de Ezequiel o de Isaías "Canes muti non valentes latrare", porque atentos nosotros a la custodia de la grey del Señor, vigilamos día y noche, mordiendo a los lobos y aterrando a los ladrones, porque no duerme ni dormita en nosotros el Espíritu que vela por Israel. 

En tiempo oportuno hemos dado decretos contra los prevaricadores; nunca interrumpimos el oficio de la predicación, y para que Vuestra Santidad se convenza de ello, remitimos las actas de este Sínodo y de los pasados. 

Por tanto, beatísimo Señor y venerable Papa, con la veneración que debemos a la silla apostólica, protestamos de nuestra buena conciencia y fe no simulada. No creemos que la funesta mentira de algún faisario encuentre por más tiempo cabida en vuestro ánimo, ni que la serpiente marque su huella en la Piedra de San Pedro, sobre la cual Cristo estableció su Iglesia... 

Rogámoste, ¡oh tú, el primero y más excelente de los Obispos!, que cuando dirijas al Señor tus preces por toda la Iglesia, te dignes interceder por nosotros, para que con el aroma del incienso y de la mirra sean purificadas nuestras almas de pecado, pues harto sabemos que ningún hombre pasa este mar sin peligro."




"EPISTOLAS DE SAN BRAULIO", 
traducción de Menéndez y Pelayo; 
"HISTORIA DE LOS HETERODOXOS ESPAÑOLES", 
primera edición, tomo I, pág. 201.

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