VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

S.S. SAN INOCENCIO I, PAPA Nº41

SAN INOCENCIO I (402-417)

Nació en Albano. Hombre de gran talento suma prudencia, se captó la estimación de todos. Antes que nada, usó de todo su poder para inducir a Honorio a que frenase a los donatistas, cuya opresión debían soportar los católicos. 

Durante su pontificado los godos, bajo el mando de Alarico, sitiaron a Roma. Tras apaciguarlos con sus donativos, el Papa marchó a Rávena con el fin de convencer a Honorio de que concluyera la paz con los bárbaros; pero nada obtuvo, y Roma fue durante tres días saqueada por los godos, que pasaron la ciudad a sangre y fuego. En tan doloroso trance resplandeció la piadosa solicitud de Inocencio hacia el pueblo desolado. 

Después de poner remedio a los estragos de la invasión, tuvo que luchar contra la herejía de Pelagio y Celestio, que negaban la necesidad de la gracia, y juzgó que éstos debían ser excluidos de la comunidad eclesiástica hasta su arrepentimiento. 

Asimismo se pronunció en favor de San Juan Crisóstomo que moría en el destierro, y excomulgó a sus perseguidores. 

Confirmó las actas del concilio de Toledo del año 400 que condenaba, a los priscilianistas. 

Sus Decretales son célebres, especialmente la que dirigió a Decenclo, obispo de Gubbio, que confirmaba de nuevo los ritos de la Iglesia romana; la que dirigió a Vitricio, obispo de Roán, que sostiene los derechos del Papa en el juicio sobre los obispos, y la que escribió a Exuperio de Tolosa, que contiene el catálogo de los libros canónicos de la Sagrada Escritura. 

Dedicó a los Santos Gervasio y Protasio la basílica de dicho nombre en Roma, y proveyó a la decoración de la basílica de Santa Inés. 

Fué sepultado en el cementerio "ad Ursum pileatum".

Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945


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