Mons. Jacques Bénigne Bossuet
Sobre los 2 Testigos de Apocalipsis 11
XIII. Resoluciones de la primera duda.
Sentimiento de los doctores antiguos y modernos.
Pero los menos novicios en teología conocen la resolución de esta primera duda. Pues si todo hubiera de reservarse para el fin del mundo y el tiempo del Anticristo.
¿Se habría permitido a tantos doctos del siglo pasado, Juan Annio de Viterbo, Juan Hantenio de Malinas, a nuestros doctores Josse Clitou, Génébrard y Feuardent, que alaba y sigue a estos serios autores, reconocer a la bestia y al Anticristo en Mahoma, y a algo distinto de Enoc y Elías en los dos testigos de San Juan?
¿Se le habría permitido a Nicolás de Lyra encontrar estos dos testigos en el Papa San Silvestre, y en Mennas, patriarca de Constantinopla, y el resto del capítulo XI del Apocalipsis, en la persecución sufrida por la Iglesia bajo Justiniano y su esposa Teodora, cuando quisieron establecer allí el Eutiquianismo?
El docto jesuita Luis de Alcázar, que escribió un gran Comentario sobre el Apocalipsis, en el que Grocio tomó muchas de sus ideas, muestra que se cumple perfectamente hasta el capítulo duodécimo, y encuentra allí a los dos testigos, sin mencionar ni a Elías ni a Enoc: Cuando se le objetan los Padres y la autoridad de algunos doctores, que con demasiada audacia hacen tradiciones constantes y artículos de fe de las conjeturas de algunos Padres, responde que los otros doctores no están de acuerdo; que los Padres han variado en todos o en la mayoría de estos temas; que, por tanto, no hay tradición constante y uniforme en muchos puntos en los que incluso los doctores católicos han pretendido encontrarla; en una palabra, que se trata de un asunto, no de dogma o autoridad, sino de conjetura: Y todo esto se basa en la regla del Concilio de Trento, que no establece ni la tradición constante ni la autoridad inviolable de los santos Padres para la comprensión de la Escritura, excepto por su consentimiento unánime, y en materia de fe y moral.
XIII. Résolutions du premier doute. Sentiment des docteurs anciens et modernes. Mais les moindres novices de la théologie savent la résolution de ce premier doute. Car s'il fallait tout réserver à la fin du monde et au temps de l'Antechrist, aurait-on permis à tant de savants hommes du siècle passé, à Jean Annius de Viterbe, à Jean Hanténius de Malines, à nos docteurs Josse Clitou, Génébrard, et Feuardent qui loue et qui suit ces graves auteurs, de reconnaitre la bête et l'Antechrist dans Mahomet, et autre chose qu'Enoch et Elie dans les deux témoins de saint Jean? Aurait-on permis à Nicolas de Lyra de trouver ces deux témoins dans le pape saint Silvère, et dans Mennas, patriarche de Cons. tantinople, et le reste du chapitre xi de l'Apocalypse, dans la persécution que souffrit l'Eglise sous Justinien et sa femme Théodore, lorsqu'ils voulurent y établir l'eutychianisme? Le savant jésuite, Louis d'Alcasar , qui a fait un grand Commentaire sur l'Apocalypse, où Grotius a pris beaucoup de ses idées, la fait voir parfaitement accomplie jusqu'au xxe chapitre, et y trouve les deux témoins, sans parler ni d'Elie ni d'Enoch: Quand on lui objecte les Pères et l'autorité de quelques docteurs, qui font trop hardiment des traditions constantes et des articles de foi des conjectures de quelques Pères, il répond que les autres docteurs n'y consentent pas; que les Péres ont varié sur tous ces sujets, ou sur la plupart; qu'il n'y a donc point de tradition constante et uniforme en beaucoup de points, où des docteurs même catholiques ont prétendu en trouver; en un mot, que c'est ici une affaire, non de dogme ni d'autorité, mais de conjecture: et tout cela est fondé sur la règle du concile de Trente, qui n'établit ni la tradition constante, ni l'inviolable autorité des saints Pères pour l'intelligence de l'Ecriture, que dans leur consentement unanime, et dans les matières de la foi et des mœurs.
Oeuvres complètes de Bossuet: Histoire de Bossuet. lere ptie, Écriture sainte
De Jacques Bénigne Bossuet, Abbé Guillaume, Cardinal Bausset · 1887
página 280
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3. Los intérpretes antiguos ven en los dos testigos a Elías y a Enoc, que habrían de venir para predicar el arrepentimiento (cf. Ecli. 44, 16; 48, 10; 49, 16 y notas). Hoy se piensa más bien en Moisés y Elías (Simón-Prado), los dos testigos de la Transfiguración (Marc. 9. 1 ss. y notas) que representan "la Ley y los Profetas"; y es evidente la semejanza que por sus actos tienen con aquéllos estos dos testigos (v. 5 s. y notas), siendo de notar que Moisés, según una leyenda judía que trae Josefo, babría sido arrebatado en una nube en el monte de Abar. Por otra parte, y sin perjuicio de lo anterior, Bossuet ve en los dos testigos la autoridad religiosa y la civil y en tal sentido es también evidente la relación que ellos tienen con "los dos olivos" de Zacarias, que son el príncipe Zorobabel y el sacerdote Jesús hen Josedec (véase Zac. 4, 3 y 11 s.; Ecli. 49, 13 ss. y notas).
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Nota: Por ejemplo San Roberto Belarmino dice que es herejía o error próximo a la herejía el decir que Enoc y Elías no vendrán al fin del mundo en persona, como podemos observar hay discrepancias sobre estas exégesis que ningún Papa ha cerrado, por tanto no es herejía decir lo que aquí está exponiendo Mons. Jacques Bénigne Bossuet.
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