SAN DAMASO I (367-384)
De origen español, probablemente nacido en tierras de Tarragona, fue a Roma donde obtuvo la confianza del Papa Liberio. Después de elegido, un partido de descontentos le opuso el antipapa Ursicino o Ursino; Dámaso tuvo que recurrir a la fuerza para no ser destronado por su rival, quien, después de haber suscitado dos sangrientos motines, fue desterrado por el emperador Valentiniano.
Apenas se hubo afirmado en el poder, el Papa reunió diversos concilios, debiéndose notar uno celebrado en el año 381 en el que tomaron parte San Ambrosio, San Epifanio y San Jerónimo. Dámaso encargó a este último la revisión de la traducción latina de las Sagradas Escrituras llamada Itala, de la que derivó la Vulgata. Tomó gran parte en la redacción del canon de las Escrituras, publicado más tarde por el Papa Gelasio I.
La firmeza de sus convicciones religiosas le valieron el sobrenombre de Diamante de la fe, que le fue conferido por el concilio ecuménico de Constantinopla (381-382) convocado por Teodosio el Grande contra los macedonios y otros herejes. A pesar de que no había sido convocado por el Papa, éste les confirmó los cánones, excepto el tercero, lesivo de los derechos de la Iglesia de Roma. Este concilio es el segundo en el orden de los ecuménicos.
Devoto de los mártires, Dámaso hizo ejecutar importantes trabajos en las catacumbas, donde descubrió numerosos sepulcros para los que compuso epitafios en versos latinos.
Durante el pontificado de este Papa surgió en España la herejía priscilianista, que fue condenada por el concilio reunido en Zaragoza el año 380.
Los Papas, desde San Pedro hasta Pío XII
Giuseppe Arienti
Con Licencia Eclesiástica 1945