Nuestro Predecesor, Benedicto XIV, tenía justa causa para escribir: Declaramos que un gran número de los condenados al castigo eterno sufren esa calamidad eterna por ignorar los misterios de la fe que deben ser conocidos y creídos para poder ser contado entre los elegidos.
S.S.Benedicto XIV
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S.S.San Pío X
Encíclica Acerbo Nimis