VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN ALFONSO Mª DE LIGORIO, Obispo, Confesor y Doctor




2 de agosto del Año del Señor
SAN ALFONSO Mª DE LIGORIO
Obispo, Confesor y Doctor

El celo por tu casa me devora.
(Juan, 2, 17).

San Alfonso María de Ligorio, nacido en Nápoles en 1696, dejó el foro por el sacerdocio. Obró un gran número de conversiones y fundó la Congregación del Redentor. Toda su vida estuvo consagrada a ganar almas para Jesucristo, a inspirar a los fieles una tierna devoción a la Pasión del Salvador, a la Santa Eucaristía y a la Virgen Madre de Dios. Empleó los momentos que le dejaba la predicación de la palabra de Dios en la composición de gran número de obras de teología y piedad, que lo hicieron elevar al rango de los Doctores de la Iglesia, por disposición de Pío IX. Murió en 1787.


ORACIÓN

Oh Dios, que habéis inflamado de celo apostólico al bienaventurado Alfonso María, vuestro confesor pontífice, y os servisteis de su ministerio para dar una nueva familia a la Iglesia, haced, os lo suplicamos, que instruidos por sus saludables consejos y fortificados con sus ejemplos, podamos llegar a Vos dichosamente. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE LAS CUALIDADES
DEL VERDADERO CELO

I. Todos debemos estar animados de un ardiente celo por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Quien ama a Dios no puede ver con indiferencia que se ataque su honor. Si ve a su prójimo internado por mal camino, hace todo por volverlo al bien; y, si no lo logra, gime y reza por él. ¿Así haces tú? Si no tienes celo, deduce que careces de amor. El celo es la señal de que Dios ha descendido a un alma. (San Bernardo).

II. No basta que nuestro celo sea ardiente; es menester, para que dé fruto, que sea tierno y compasivo. Los pecadores, decía San Alfonso, son ovejas descarriadas que Jesucristo iba buscando por entre las zarzas del camino y que volvía a traer al redil llevándolas sobre sus hombros para ahorrarles las fatigas del retorno. Es el modelo que se propuso en toda su conducta; de ese modo, ¡a cuántas ovejas descarriadas recondujo al ovil del divino Pastor! Mira si en las advertencias que haces a tus hermanos y en todas las buenas obras que realizas, no entra tu amor propio en gran medida en vez del amor de Dios y del prójimo. Que sea la caridad la que inflame tu celo.

III. En fin, nuestro celo debe ser constante. San Alfonso, al fundar su Congregación del Redentor, hizo voto de no perder nunca el tiempo. Quería que Dios no hallase en su vida ni una sola hora que no estuviese consagrada a su gloria y a la salvación de las almas. ¿Qué intereses persigues tú? ¿Son los tuyos o los de Jesucristo? ¿Cuánto tiempo dedicas a ellos? No te olvides de la suerte reservada para el servidor que enterró su talento. Fue acusado, no de haberlo perdido, sino de haberlo dejado improductivo. No te canses de ganar almas para Jesucristo, pues tú mismo fuiste ganado por Jesucristo. (San Agustín).

*En efecto, queridos hermanos. Hoy hay algunos ciegos que han equivocado el celo, pues en lugar de ganar almas para el Redil de Cristo, que es el del bendito San Pedro y sus Sucesores hasta S.S. Pío XII, esos orgullosos extraviados se las están robando al Buen Pastor al desviarlas hacia los garajes de los falsos profetas anómicos, causando un daño enorme a incontables almas, que llevan camino de perderse eternamente si no salen de las redes de esos sectarios sacrílegos desobedientes al último Vicario de N.S.J.C. Esto es muy trágico y debería de abrir los ojos a quienes siguen bajo las garras de esos lobos con piel de cordero, pero la enorme confusión imperante no ayuda en absoluto. Tenemos, además, a otros individuos que, movidos por su insoportable amor propio, que les impide humillarse dócilmente y aceptar la corrección fraterna, actúan poseídos por un falso celo que no es otra cosa que orgullo sin mortificar, pues pretenden que la Verdad estaría en ellos únicamente, silenciando impíamente a los Sumos Pontífices, negando blasfemamente que los Papas sean Cabeza de la Iglesia junto a Cristo, como siempre ha enseñado el Magisterio infalible de los Vicarios del Hijo de Dios, y pretendiendo groseramente que sólo Cristo sería la Cabeza de la Iglesia, lo cual es el mismo error diabólico que difunden los herejes y cismáticos de siempre. Por tanto, para quienes deseen encontrar la senda angosta de la Verdad, que sepan que sólo aquéllos que defendemos a capa y espada a Pedro y sus Sucesores poseemos el mismo celo ardiente que guiaba a los Santos Apóstoles y que a tantas almas salvó de los peligros insidiosos de la apostasía, el cisma y la herejía. Que San Alfonso Mª de Ligorio interceda por nosotros y nos inflame con el mismo celo que consumía su corazón.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


2 de Agosto del Año del Señor.
SAN ALFONSO MARÍA LIGORIO,
Obispo, Confesor y
Doctor de la Iglesia.
n. 27 de septiembre de 1696 en Nápoles, Italia;
† 1 de agosto de 1787 en Nocera, Italia

Patrono de los confesores; teólogos de moral; personas escrupulosas. Protector contra los escrúpulos y la artritis. Se lo invoca para que asista en la perseverancia final y en las vocaciones.

El celo por tu casa me devora. (Juan 2, 17)

+ San Alfonso María de Ligorio, Fundador de la Congregación Ilamada del santísimo Redentor, Obispo de Santa Águeda de los Godos, Confesor y Doctor de la Iglesia, que descansó en el Señor en el día de ayer.
+ En Roma, en el cementerio de Calixto, el triunfo de san Esteban, Papa y Mártir, el cual, en la persecución de Valeriano, mientras celebraba la santa Misa, y sorprendido por los soldados, sin turbarse ni moverse consumaba ante el altar los divinos Misterios, fue en su silla degollado.
+ En Nicea de Bitinia, el martirio de santa Teódota, con sus tres hijos; de los cuales el primogénito, llamado Evodio, confesando animosamente a Cristo, fue apaleado por orden de Nicecio, Prefecto de Bitinia, y luego la madre con todos sus hijos fueron consumidos en la hoguera.
+ En África, san Rutilio, Mártir, que, huyendo muchas veces de un lugar a otro por la persecución, y habiendo algunas evadido el peligro hasta con dinero, al cabo, apresado de improviso y conducido ante el Presidente, fue con muchísimos suplicios atormentado, y, finalmente, arrojado al fuego, recibió la corona de un ilustre martirio.
+ En Padua, san Máximo, Obispo de aquella ciudad, el cual, esclarecido en milagros, descansó con dichoso fin.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.