VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SANTOS CIRIACO, LARGO, ESMERAGDO y sus Compañeros, Mártires


8 de agosto del Año del Señor
SANTOS CIRIACO,
LARGO, ESMERAGDO
y sus Compañeros, Mártires

¡Muy bien, siervo bueno y fiel!,
porque fuiste fiel en lo poco,
te constituiré en lo mucho.
(Mateo, 25,23).

San Ciriaco era diácono de la Iglesia romana durante el pontificado de San Marcelo. Recibió la corona del martirio en Roma, en la persecución de Diocleciano, el 16 de marzo del año 304.

Largo, Esmeragdo y otros veinte cristianos padecieron juntos. Sus cuerpos fueron inhumados, primero, cerca del lugar de su ejecución, sobre la vía Salaria, por el presbítero Juan. Poco después fueron trasladados junto a una granja perteneciente a la piadosa Lucina, en la vía Ostiense, el 8 de agosto.


ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la fiesta de vuestros mártires Santos Ciriaco, Largo y Esmaragdo, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, imitemos el valor de que dieron prueba en sus sufrimientos. Por J. C. N. S. Amén.


MEDITACIÓN SOBRE LO QUE SE DICE

I. Haz servir todas tus palabras a la gloria de Dios. Nunca hables de ti sin necesidad, ni para bien ni para mal. Hablar mal de sí es con mucha frecuencia falsa humildad: te censuras a fin de que los demás te alaben. Tampoco publiques tus virtudes; deja a Dios el cuidado de manifestarlas: lo hará cuando lo juzgue necesario para su gloria y para tu bien. Que los otros te alaben, pero tú no hagas tu propio elogio. (Proverbios).

II. Nunca hables mal de tu prójimo, no vituperes ni condenes a nadie; habla favorablemente de todo el mundo. El malediciente condena las acciones aun más santas; el cristiano caritativo excusa las acciones que parecen malas, y habla bien de aquellos a quienes los otros condenan. ¿Por qué fijarte en lo que hay de vicioso en una persona? ¿Para desacreditarla? ¿Quisieras tú que se te tratase de manera tan baja?

III. Ten cuidado, sin embargo, de no caer en el defecto opuesto: no seas complaciente con el vicio, no alabes las malas acciones. Si careces de la autoridad suficiente como para reprenderlas sin ambages, condénalas con tu silencio. Evita la adulación y la baja complacencia. Ama la verdad, y jamás te apartes de ella. Para seguir estos consejos, habla poco, pesa todas tus palabras. Piensa que tu lengua es la causa de la mayoría de tus pecados, y que si no la gobiernas sabiamente -como dice el Apóstol Santiago- no tendrás piedad ni religión.

*En efecto, mis queridos hermanos y hermanas. Debemos medir mucho nuestras palabras, pesándolas cuidadosamente antes de proferirlas, pues deberemos dar cuenta hasta de la más mínima palabra ociosa que hayamos dicho en esta vida (Mateo 12,36). De ahí la enorme importancia de poner un centinela en nuestra lengua que vigile todo cuanto vayamos a decir, porque "según tus palabras serás declarado justo, según tus palabras serás condenado". (Mateo 12,37). Dicho esto, debemos velar especialmente para no caer en las garras de los falsos profetas, pues esos hipócritas son expertos en los artificios verbales, con los que engañan a tantos incautos. Su calculada ambigüedad es tal que imitan al demonio cuando mezclan la mentira con la verdad, camuflando sus perversas intenciones con la aparente ortodoxia de sus fuentes, que ellos mutilan y alteran a su antojo y conveniencia. Afortunadamente, la Providencia nos ha dejado una manera infalible para comprobar si son verdaderos o falso profetas, como es el recurso al Magisterio y la Disciplina de los Vicarios de N.S.J.C., especialmente del último de ellos, S.S. Pío XII, que esos desgraciados rechazan y desobedecen por activa y por pasiva, alegando excusas espurias y fábulas de la Anomia descabelladas y heréticas. Así es como debemos identificar y expulsar de nosotros a esos falsos profetas, queridos hermanos, pues no son nada más que leprosos del cisma y la herejía, desobedientes contumaces al Papado y al Magisterio, intrusos inválidos e ilícitos sin misión ni jurisdicción sobre nadie, ciegos que van guiando a otros ciegos como ellos hasta la fosa eterna. Por tanto, sepamos ser despiertos y sagaces como lo son los hijos de las tinieblas para sus asuntos mundanos, y huyamos a toda prisa de esos apestados espirituales que sólo pueden provocar la ira de Dios con sus innumerables sacrilegios y profanaciones hechos sin Pedro y contra el mandato de Pedro.

Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III, Patron Saints Index.

*Comentario de Un discípulo amado de N.S.J.C.


8 de Agosto del Año del Señor
SAN CIRIACO1,
LARGO, ESMERAGDO
y Compañeros, Mártires
† decapitados hacia el año 304 en Roma

1. Se lo invoca contra las posesiones diabólicas y las tentaciones (en especial en el momento de la muerte).

¡Muy bien, siervo bueno y fiel!, porque fuiste fiel en lo poco, te constituiré en lo mucho. (Mateo 25, 23)

+ San Ciriaco era diácono de la Iglesia romana durante el pontificado de San Marcelo. Recibió la corona del martirio en Roma, en la persecución de Diocleciano, el 16 de marzo del año 304.
+ Largo, Esmeragdo y otros veinte cristianos padecieron juntos. Sus cuerpos fueron inhumados, primero cerca del lugar de su ejecución, sobre la vía Salaria, por el presbítero Juan. Poco después fueron trasladados junto a una granja perteneciente a la piadosa Lucina, en la vía Ostiense, el 8 de agosto.

+ Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.