Nos, sobre, todo, Jefe de la Santísima Iglesia Católica, ¿creéis que si fuésemos injustamente atacados, no veríamos acudir a nuestra defensa a una multitud inmensa de hijos, que vendrían a proteger la casa paterna, el centro de la unidad católica? ¿Que don tan magnífico, entre tantos otros como ha dispensado el cielo a nuestros tres millones de de súbditos el de que posean, entre los pueblos de todas las naciones y entre todos los idiomas de la tierra doscientos millones de hermanos!
S.S.Pío IX
el 10 de febrero de 1848.
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