"¡Desgraciado el que no oye la voz de Dios en el viento que mece,
quiebra y arranca los cedros y las canas!
¡Desgraciado el orgulloso si atribuye a las faltas o al mérito de algún hombre las asombrosas revoluciones que presenciamos , en vez de adorar los designios secretos de la Providencia , ya se revelen en las obras profundas de su justicia , ya en las inefables de su bondad, de esa Providencia que tiene en sus manos los imperios de la tierra!... Puedan nuestros ruegos elevarse hasta Dios y conseguir para todos ese espíritu de prudencia , fortaleza y sabiduría del que es fuente y origen el temor de Dios..."
S.S.Pío IX
el 20 de septiembre de 1870.
Fuente:
El catolicismo en presencia de sus disidentes.
Tomo II
Página 450
José Ignacio Víctor Eyzaguirre
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