VACANTIS APOSTOLICAE SEDIS

"Quod si ex Ecclesiae voluntate et praescripto eadem aliquando fuerit necessaria ad valorem quoque." "Ipsum Suprema Nostra auctoritate nullum et irritum declaramus."

SAN ESTEBAN I (257-260)


SAN ESTEBAN I (257-260)
El principal acontecimiento del pontificado de San Esteban I,
fue la "discusión sobre los rebautizados". San Cipriano, obispo de Cartago, y Firmiliano, obispo de Cesárea, sostenían, junto con muchos partidarios suyos, que los cristianos que hubiesen recibido el Bautismo de los herejes debían ser bautizados nuevamente.
San Esteban se opuso, e hizo triunfar la doctrina tradicional de la Iglesia Romana.
No es fácil averiguar si el Papa, disgustado por fa conducta de los obispos africanos, separó de la comunidad de la Iglesia Romana a las iglesias de África. Lo que sí es cierto es que bajo su gobierno no se resolvió esta importante cuestión. Dispuso que las vestiduras sagradas fuesen reservadas para el ministerio eclesiástico, sin que se emplearán nunca para el uso ordinario. Durante su pontificado se desencadenó la octava persecución, que promovió Valeriano para hacerse propicios los dioses en la guerra contra Sapor; en esta persecución, peor que la anterior, cayeron muchos mártires ilustres y el mismo Pontífice fué deportado.
Pudo luego volver a Roma, más fué apresado y decapitado (3 de agosto).
Fué sepultado en el cementerio de San Calixto.




 Sobre el bautismo de los herejes (1)

 [Fragmento de una carta a San Cipriano, tomado de la Carta 74 de éste a Pompeyo]

(1) CSEL III 2, 799 y 822 (CYPR Op., ed. Hartel): Jf 125; PL 3, 1128 B s y 1169 C s.

Dz 46 (1) ... Así, pues, si alguno de cualquier herejía viniera a vosotros, no se innove nada, fuera de lo que es de tradición; impóngansele las manos para la penitencia, como quiera que los mismos herejes no bautizan según un rito particular a los que se pasan a ellos, sino que sólo los reciben en su comunión.

 [Fragmento de la Carta de Esteban, tomado de la carta 75 de Firmiliano a San Cipriano]

Dz 47 (18) Pero gran ventaja es el nombre de Cristo -- dice Esteban -- respecto a la fe y a la santificación por el bautismo, que quienquiera y donde quiera fuere bautizado en el nombre de Cristo, consiga al punto la gracia de Cristo (2).

(2) En la misma carta 75, Firmiliano atestigua lo siguiente:

 (8) «...Esteban y los que son de su parecer pretenden que la remisión de los pecados y el segundo nacimiento puede darse en el bautismo de los herejes...

 (9) No creen haya de inquirirse quién sea el que haya bautizado, porque el que ha sido bautizado ha podido conseguir la gracia, invocada la Trinidad de los nombres del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» [CSEL, III 2, 815; PL 3, 1161 B s]. Y poco después Firmiliano dice con indignación:

 (17) «...Esteban, que de tal modo se gloría del lugar de su episcopado y pretende poseer la sucesión de Pedro, sobre el que están puestos los fundamentos de la Iglesia... no siente celo alguno contra los herejes, concediéndoles en orden a la gracia, no una potestad módica, sino la máxima potestad, hasta decir y, aseverar que ellos por el sacramento del bautismo lavan las manchas del hombre viejo, perdonan los antiguos pecados de muerte, hacen hijos de Dios por la regeneración celestial y los reparan para la vida eterna por la santificación del lavatorio divino [CSEL, III, 2, 821; PL 3, 1169 A].